MEDICINA TRANSFUSIONAL
  Opinión del Dr. Bernardo Camacho de Colombia
 



Reflexiones acerca de la experiencia del Perú
Un encuentro con el Dr. Bernardo Camacho MD – Director del Hemocentro Distrital de Bogotá - Colombia.



H:_ “¿Ud. Piensa que la situación en Perú, refleja la situación de Latinoamérica en bancos de sangre? ”
La situación y el modo de operar de los bancos de sangre en Latinoamérica es muy compleja y muy heterogénea.
Lo que ha ocurrido en Perú es muy grave, no solamente para este país sino que es una campana de alerta de la preocupante situación de la medicina transfusional y de la prestación de los servicios de sangre en América latina. El problema es un problema estructural de la forma cómo esta organizada la hemoterapia en América Latina,  caracterizada por la muy poca intervención y responsabilidad del estado en algunos  países de la Región. La prestación de los servicios de sangre es un tema trascendental prioritario y relevante de la salud pública para un país. Es decir no existe en algunos países políticas públicas en esta materia. Existen sí, una multiplicidad de bancos de sangre públicos y privados. Donde probablemente en algunos países los intereses económico en la prestación de servicios de hemoterapia sea lo que prime sobre una prestación con una visión de garantizarle un derecho esencial a la población como es el derecho a los servicios de sangre o de tejidos. Lo cual difiere mucho con el modelo europeo, donde la prestación de los servicios de sangre es una responsabilidad directa del estado, hoy de la comunidad europea, con una clara y exigente normatividad, disposiciones, guías y estándares, que se cumplen por parte de las instituciones responsables directa o indirectamente de los servicios de sangre. Hay un sistema centralizado y regionalizado, donde pocos actores, pocos banc

 

os de sangre en la mayoría de los estados miembros, con un altísimo nivel de calidad, de tecnología, de seguridad, y una exigente normatividad, que asumen su responsabilidad ante la sociedad.
El panorama en América latina se caracteriza primero, porque al interior del continente, de los países, en las regiones y ciudades, hay bancos de sangre con distintos niveles de complejidad y de calidad en la prestación de los servicios de sangre. Se pueden encontrar bancos de sangre bien organizados, con alta tecnología y desarrollo, recurso humano altamente calificado, con programas de donación de sangre bien estructurados y organizados, y un sistema de garantía de la calidad eficiente, que prestan de manera oportuna, suficiente, eficiente, con calidad y seguridad los servicios hemoterapeúticos a la población Pero también hay muchos bancos de sangre, la mayoría, que están lejos de cumplir con los requisitos mínimos para garantizar de manera oportuna y segura productos sanguíneos a la población.

                                      

Varios indicadores trazadores, en América latina reflejan lo preocupante de la situación, por ejemplo: El índice de donación de sangre en la mayoría de los países de América Latina es bastante bajo. Es probable que más del 50% de los países en América Latina, ni siquiera alcancen una donación de 10 unidades por mil habitantes año. Algunos pocos países pasan de las 20 unidades y solo Uruguay alcanza las 30 unidades y Cuba supera las 50 unidades por 1000 habitantes/año. Recordar que la comunidad europea, EEUU, Japón, y Australia están por encima de las  40 a  50 unidades  por 1000 habitantes/año.
Este indicador tan bajo en Latinoamérica, de entrada refleja una insuficiencia en la provisión de componentes sanguíneos para la población, al no colectarse la sangre suficiente para atender las necesidades de la misma.  Sin duda esta situación incidirá en el incremento de otros indicadores como los de mortalidad y morbilidad. La no disponibilidad y oportunidad en la prestación de los servicios de sangre en un país, o ciudad, genera mayor morbilidad, mayor estancia hospitalaria, mayores costos en salud y también mayores victimas mortales. Es el caso de la mortalidad materna, cuya primera causa de muerte en nuestro continente, son las hemorragias posparto, pero su verdadera causa es la no disponibilidad y oportunidad de las transfusiones. Otros indicadores como por ejemplo: el porcentaje de donación voluntaria de sangre también es preocupante. Algunos países no alcanzan si quiera el 50%. Muchos países todavía están con menos del 10 % de donación voluntaria, altruista y repetitiva. Y si uno mira también el tema de que la sangre más segura deriva de una población de donantes voluntarios, altruistas y habituales, encontramos que no se cumple en la mayoría de los países de América Latina. En muchos países de la región, más del 80% de los donantes de sangre cada año son donantes de primera vez, hecho que incide también en la calidad y seguridad de los productos sanguíneos para la población. La alta reactividad encontrada para marcadores infeccioso, esta correlacionada con tener un alto porcentaje de donantes de primera vez. El donante más seguro y confiable es el donante habitual o repetitivo.
La seroreactividades o  prevalencias encontradas especialmente para algunos marcadores infecciosos como el VIH, hepatitis B, hepatitis C, chagas y sífilis, verdaderamente siguen siendo muy altas y preocupante y quizás eso refleja que tampoco hay estructurado adecuados sistemas de selección de los donantes de sangre en la población.

Uno de los aspectos más críticos, lo constituye tener tantos actores, tantos bancos de sangre en su mayoría ineficientes, inseguros, costosos, poco confiables, que no tienen incorporadas tecnologías y procesos automatizados y sistematizados, que hoy están relacionadas con la eficiencia, la calidad y seguridad de la sangre. No es explicable que en algunos países de la región,  existan tantos bancos de sangre con las características mencionadas y que no exista tampoco una política pública de estado ni un organismo que permita vigilar y controlar lo que está ocurriendo con estos bancos de sangre. En algunos países de Latinoamérica, la prestación de los servicios de sangre, no es considerada como una política publica, no existe tampoco como un Sistema ni un Programa Nacional de Sangre y no existe normatividad ni reglamentación o es muy deficiente y obsoleta. No existe tampoco en algunos países, organismos o entidades controladoras y verificadoras de si los bancos de sangre existentes están cumpliendo con las mínimas normas y procedimientos hoy estandarizados internacionalmente.

Lo que ha ocurrido en Perú puede reflejar lo que este ocurriendo en otros países de nuestra región. Es realmente preocupante. Significa en su conjunto, que en América Latina tenemos que hacer enormes esfuerzos, y generar iniciativas importantes para modificar el sistema como están operando actualmente los servicios de sangre, que han demostrado en su mayoría, ser altamente ineficientes, riesgosos, costosos e inseguros, estas iniciativas deberían partir de los mismos gobiernos, con el apoyo y la asesoría de las sociedades científicas y profesionales que estamos concernidos en el tema. Nos asiste una gran responsabilidad social. No deberían seguirse contaminando más personas,  es algo verdaderamente vergonzoso. Se debe hacer una verdadera reingeniería, cambiar de fondo y estructuralmente el sistema y  el modo como están funcionando los servicios de sangre en nuestra región, especialmente en algunos países, que presentan alta vulnerabilidad y riesgo. Dentro de esta estructura atomizada, descentralizada de tantos actores, de tantos intereses, es imposible poder garantizar una seguridad transfusional a la población. Es necesario que exista un compromiso de los gobiernos y de las autoridades sanitarias en comprometerse en brindar la máxima seguridad en la prestación de los servicios de sangre a la población. Los criterios que rigen hoy la prestación de los servicio de sangre son los de oportunidad, suficiencia, calidad, seguridad y  costo razonable. 

Es necesario establecer una política para generar y desarrollar una cultura de la donación de sangre en la población, es algo realmente muy importante y estratégico.  No existe en la mayoría de nuestros países una cultura ciudadana, una cultura comunitaria, para donar sangre de manera voluntaria, altruista y repetitiva. No se ha educado a la población sobre la importancia y necesidad de donar sangre y este factor también incide no solamente en la calidad y seguridad de la sangre, sino también incide en la oportunidad y suficiencia. Entonces una política del estado debe incluir toda una línea y todo un programa de promoción de la donación voluntaria, altruista y repetitiva de sangre. Además de los elementos de promoción, de educación e información a la comunidad se debe acompañar, de toda la logística necesaria para colectar la sangre en la población., para desarrollar colectas de sangre extramurales. La población esta dispuesta y nosotros debemos desarrollar las estrategias y la logística para seleccionar los donantes y colectar la sangre de manera segura. Dicha política, debe incluir toda una normatividad, para que los bancos de sangre cumplan de manera estricta los estándares establecidos y de que existan organismos y mecanismos de verificar que se están cumpliendo dichos estándares. La respuesta a todo esto deben ser bancos de sangre centralizados y regionalizados. Que existan pocos bancos de sangre, con una alta capacidad de colecta, con un alto nivel de tecnología y automatización, con procedimientos estandarizados, con todo un sistema de garantía de la calidad implementado, bancos de sangre que sean automatizados y sistematizados y se garantice la prestación de unos servicios transfusionales oportunos suficientes y seguros para la población.

En todo esta situación existe una gran responsabilidad del estado y de los gobiernos que a pesar de los esfuerzos que a hecho la Organización
Panamericana de la Salud  - OPS,  por mejorar la prestación de los servicios de sangre, tendrá que haber un mayor nivel de exigencia, un mayor compromiso y una decisión para efectuar los cambios requeridos y crear un nuevo sistema eficiente y seguro. Es fundamental cambiar la estructura existente o el modo de operar existente actualmente en la mayoría de los países de América Latina y pasar de un modo de operar atomizado, de muchos actores, con muchos intereses, con muchos bancos de sangre riesgosos, ineficientes, altamente costosos, a un sistema o modo de operar con pocos y muy bien organizados bancos de sangre centralizados, regionalizados, con programas muy eficientes de colecta y selección de donantes de sangre, que tengan una alta captación y procesamiento de la misma, que satisfaga las necesidades y demandas de la población, con alto nivel tecnológico, de automatización y sistematización y un sistema de garantía de la calidad, que pueda garantizar, la prestación de unos servicios transfusionales seguros para la población.
Es posible que en muchos países de América Latina se puedan estar contaminando inadvertidamente a muchos receptores de las transfusiones. En algunos países no tamizan el 100% de la sangre colectada. Todo esto introduce riesgos enormes. Habrá que cambiar nuestra manera de pensar. Los gobiernos tendrán que tomar una mayor decisión. Los técnicos y los científicos tenemos que hacer recomendaciones, asesoría, acompañamiento a los gobiernos para presentar los que podrían ser las soluciones más adecuadas, según las circunstancias especificas de cada país. Lo que ha ocurrido en el Perú es posible que pueda ocurrir  en otros países de la región, sino reorganizan o hacen una reingeniería a la forma como se prestan los servicios de sangre a la población.

Quisiera también señalar, dos aspectos muy importantes, tenemos necesidad de hacer una importante labor de información y educación a la comunidad sobre la importancia y necesidad de donar sangre pero también es muy importante educar a los médicos para que hagan buen uso y buena indicación de los productos sanguíneos, es un aspecto fundamental. Un tema muy importante es que hay una necesidad de desarrollar e implementar en los países de América Latina programas de Hemovigilancia, con el objetivo de identificar aquellos efectos adversos asociados a la transfusión teniendo en cuenta todos los eventos de la cadena transfusional, que puedan reportarse y a partir de esto tomar medidas correctivas, como nos lo enseña el programa SHOT del Reino Unido. Que se pueda establecer una trazabilidad del componente sanguíneo, desde el momento de la donación hasta el momento en que el mismo es transfundido y se puedan presentar simultánea o posteriormente reacciones adversas asociadas a la transfusión.

Tenemos grandes desafíos y retos para todos los actores que estamos concernidos e involucrados con el tema de los servicios de sangre, empezando por los gobiernos. El accionar deberá ser por país, ciudad, centro, banco de sangre, servicio transfusional o localidad. Creo que las asociaciones científicas, los profesionales y algunos centros reconocidos de referencia, que han alcanzado un buen nivel pueden y deben jugar un papel importante y trascendental en mostrar su experiencia, asesorar, acompañar y colaborar con otros centros y países para que se produzcan los cambios hacia un modo de operar con eficiencia, oportunidad, seguridad y costo razonable en la prestación de servicios de sangre para la población.

 

 
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